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How to use the word "caliente" without embarrassing yourself

Just because it has a salacious meaning in some contexts doesn't mean you need to avoid the word "caliente" like the plague! Learn how to use this word confidently without embarrassment.

Dec 03, 2020
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Camilo y su mejor amiga, Fernanda, tienen una cita para ir a cenar a un nuevo restaurante en Bogotá. Cuando se encuentran en la entrada del nuevo comercial, a Fernanda le sorprende ver a su amigo:
Fernada: ¡Camilo! ¿Qué te pasó? ¿Por qué estás tan rojo?
Camilo: ¿No te conté? Estuve de paseo en la playa el fin de semana pasado y me insolé.
Fernanda: ¿En serio? No sabía que habías ido a la playa. ¿Y por qué fuiste tan descuidado?
Camilo: Mejor lleguemos al restaurante rapidito y te explico que a esta hora este lugar se empieza a poner caliente.
Cuando entraron al restaurante, Fernanda le pidió al camarero que les diera una mesa en el espacio más calentito
del restaurante porque estaba haciendo mucho frío. Después de sentarse y ordenar, Camilo empezó a contarle la historia a su amiga.
Camilo: Bueno, ¿te acuerdas de Andrés? ¿Mi amigo de la infancia que te presenté hace tres años cuando estaba de paseo en la ciudad?
Fernanda: Sí, claro.
Camilo: Pues resulta que hace una semana me llamó y me dijo que iba a pasar unos días en Bogotá pero que también quería ir a Cartagena al menos dos días. Recuerda que él vive en Canadá y no hay muchas playas calientes
a las que pueda ir, entonces le hace mucha falta la costa. Bueno, el caso es que yo acepté, además pensé que me vendrían bien unos diítas de vacaciones.
El caso es que llegamos el viernes pasado por la noche y Andrés no quería descansar, quería salir a beber y a la playa. Yo estaba muerto, pero como él es tan insistente, entonces fui con él. Primero, fuimos a una licorería y Andrés compró dos medias de aguardiente para beber en la playa y, como sabes, a mí me gusta el aguardiente pero me cae muy mal.
Fernanda: ¡Ay, Dios! Esto no suena nada bien.
En ese momento el mesero los interrumpe con la comida y les advierte:
Tengan cuidado con los platos que están calientes.
Fernanda le agradece al mesero la consideración y le pide a Camilo que continúe con su historia.
Camilo: Bueno, como te estaba diciendo, esa noche fuimos a la playa y había un grupito de chicos celebrando su graduación al lado de una fogata. La verdad es que como yo soy tan tímido, no quería ir a meterme en una celebración privada, pero como Andrés es tan… digamos, “sociable”, empezó a hablar con una de las chicas de la fiesta. Yo me senté cerca de la fogata porque tenía frío a la vez que intentaba pasar desapercibido. Yo veía a Andrés cada vez más cariñoso con la chica pero no pensé que hubiera ningún problema porque ella se veía muy contenta.
Hasta que Andrés le pasó el brazo por los hombros y ahí fue cuando la situación se puso caliente,
porque llegó el novio de la chica.
Fernanda: ¡¿Tenía novio?!
Camilo: Sí, lo que pasa es que el novio había estado buscando unas bebidas en el centro de la ciudad y por eso no estaba antes, pero llegó en el momento justo en el que Andrés le estaba pasando el brazo por los hombros a la chica. Bueno… ¿Para qué te cuento? Eso fue un desastre, lo último que recuerdo es la chica llorando y pidiéndoles a los dos que dejaran de pelear, pero el novio estaba tan caliente
que no escuchaba razones, solo quería pelear con Andrés, y ya no recuerdo más.
Fernanda: ¿Cómo que no recuerdas más?
Camilo: Es que ya para ese momento me había tomado la mitad de la botella de aguardiente, Fernanda, y me quedé en blanco. Cuando recuperé el conocimiento eran casi las doce del mediodía del día siguiente, estaba todavía al lado de la fogata apagada en la playa, sin sombra, sin protección ni nada.
Fernanda: Entonces ahí fue cuando te insolaste.
Camilo: Así es. Imagínate que me insolé tanto que pase como dos días con fiebre. Estaba tan caliente
que en menos de quince minutos se derretía el hielo que me ponía en la cabeza. Fue horrible. No pude ni trabajar ni nada.
Fernanda: Pobrecito. ¿Y dónde estaba Andrés?
Camilo: A no, Andrés desapareció y me dejó ahí tirado. Me llamó al día siguiente para decirme que la había pasado muy bien y que ya estaba de regreso a Canadá. ¿Qué tal?
Fernanda: ¡Ay no! ¡Qué descarado! ¿Ves por qué me cae mal? No es un buen amigo.
Camilo: Sí, yo sé. He decidido que no le voy a hablar más.
Fernanda: Sí, claro, eso lo dices ahora en caliente,
pero después se te pasa el enojo y él vuelve a hacer de las suyas.
Camilo: No, esta vez sí es en serio.
Fernanda: Ajá… Mejor vamos a comer que la comida se está enfriando.
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